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Puppy, el perro guardián del Guggenheim

Endomingado llego a los 400 relatos, y qué mejor manera de celebrarlo que hablando de Puppy, el guardián del Museo Guggenheim de Bilbao que llena a los espectadores de admiración y alegría. 

Puppy, de Jeff Koons
Su llegada a la capital vizcaína causó alguna reticencia, formaba parte de una obra temporal, pero hoy nadie se imagina el museo sin su majestuosa mascota perruna. Se quedó por aclamación popular. 

El controvertido artista estadounidense Jeff Koons (1955) diseñó esta escultura pública con la finalidad de atraer, suscitar optimismo e infundir confianza y seguridad. La mascota que recibe a los visitantes del museo tiene 12 metros de altura, pesa 15 toneladas y se sostiene sobre un armazón metálico cubierto de flores. 

El guardián del Museo Guggenheim Bilbao
Puppy, cachorro en español, cambia de vestuario dos veces al año: en mayo y en octubre. En primavera y verano luce de mil colores, los que le aportan las casi 40.000 begonias, alegrías, lobelias, petunias y claveles. En otoño e invierno se cubre con pensamientos. Más de 20 operarios y 40 jardineros trabajan durante una semana para confeccionar su traje. Cambiar las flores del cachorrín cuesta unos 100.000 euros. Su principal enemigo son los pulgones, que le atacan en los días de viento sur. 

Puppy cambia de traje en mayo y octubre
Dentro de su estructura de acero hay un mecanismo que activa el riego y lo mantiene así durante hora y media. La tierra del guardián solo se cambia cada cuatro o cinco años. 

¿Sabías que meses antes de su inauguración en 1997, Koons presentó otro Puppy de madera más pequeño y con flores más grandes en Waldeck, Alemania? Después se destruyó. 

El museo, que en octubre cumple 20 años, se vestirá de luz, color y música al aire libre. Ahí estará Puppy para darnos la bienvenida, como si el tiempo no hubiera pasado. 

Puppy duerme y cuida del museo

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